Las dos deserciones registradas en lo que va de enero en la Secretaría de Energía;han puesto sobre el tapete las primeras debilidades y complicaciones internas que afronta  la administración de Alberto Fernández a menos de dos meses de haber desembarcado en la casa Rosada.

Las renuncias del subsecretario de Coordinación Administrativa,  Maximiliano Galli y del Jefe de Gabinete Federico Martelli, dejaron planteadas dos cuestiones clave. Por un lado, volvieron a poner en duda la viabilidad del particular y heterogéneo reparto de poder que implementó el Presidente al designar al frente de un organismo a especialistas y referentes que no son del mismo palo y provienen de los distintos espacios políticos que conforman el Frente de Todos. Por otro, desataron una serie de especulaciones y posicionamientos para ver quién podría ser el eventual reemplazante de Sergio Lanziani, el actual titular de Energía que ha quedado en la mira y con un pie afuera del Gobierno.

Lanziani tambalea en un inestable esquema de poder y puede ser remplazado imagen-1
La sanjuanina Andrea Polizzoto, una de las que suena para quedarse con el despacho de Lanziani

Los problemas internos con Lanziani comenzaron a aflorar a pocos días del cambio de mando presidencial. Ingeniero nuclear y ex ministro de Energía de Misiones, Lanziani ya había comenzado a sonar para hacerse cargo del área energética durante las PASO con el apoyo de la mayoría de los gobernadores justicialistas.

Inicialmente todas las señales y los guiños que provenían del entorno de Alberto Fernández daban cuenta de que Energía iba a recuperar el rango de ministerio con Lanziani como nuevo timonel.

Los que conocen a Lanziani sostienen que, como todo buen ingeniero, carece de cintura política para detectar y adecuarse a los tiempos de la función pública. Para colmo, desde que fue confirmado en el cargo en los primeros días de diciembre, no pudo evitar una serie de encontronazos con Kulfas y las sucesivas “intromisiones” que sufrió en la Secretaría con las designaciones de subsecretarios y funcionarios que no le responden directamente a él.

El primer choque que tuvo con el ministro de Desarrollo Productivo fue por el armado y la organización administrativa de la secretaría. Lanziani había diseñado un esquema con ocho nuevas subsecretarias y diez direcciones. Pero ese organigrama fue rechazado por Kulfas, quien solo dejó en pie una grilla conformada por apenas cuatro subsecretarias y cinco direcciones.