Este 3 de diciembre San Javier festeja un aniversario más de su Santo Patrono San Francisco Javier, conmemora 389 años de su fundación y 141 de la re fundación, hecho que ocurrió un 2 de Octubre de 1877.
Esta localidad considerada “La Dulce, La Piadosa y la Bendita” y bajo estos tres pilares realiza su fiesta cada año “La semana de San Javier”.
San Javier “ LA DULCE” por la caña de azúcar y el Ingenio Azucarero, “LA PIADOSA” por su pasado Jesuítico, por la peregrinación y fe en el Cerro Monje, “LA BENDITA” por su agua, “agua dulce suave y muy antigua”, según catadores europeos.
La fiesta comenzará este jueves 29, con la “Noche Cristiana”, en la cual se dará un espacio a todas las iglesias que presentaran coros, cuartetos, solistas y bandas.
El viernes 30 será la noche del Agua Misionera y de esta manera revalorizar el liquido vital tan apreciado en el mundo. Allí desfilarán sobre el escenario grandes artistas litoraleños, como ser Mario Bofill, Jorge Ratoski y Los de Imaguaré; además de la presentación del artista local Juanjo Soza. La entrada costara $200.
La Fiesta de la Caña de Azúcar será el sábado 1 de noviembre, con la noche de la juventud, allí se realizara la elección de reina y actuarán Tschemarotos, Sensaçao do Samba, Caramba Cumbia y Dj Lpiaz de Brasil. La entrada tendrá un valor de $100.
El domingo 2 será la noche de los niños, con la edición de San Javier Canta y la participación del programa Gurises Felices del IPLyC.
El lunes 3 de diciembre, la Parroquia local con toda su organización se pone bajo el manto del Santo Patrono y luego de la tradicional Misa realiza una serie de actividades junto a la cooperadora parroquial. El acto oficial por el aniversario de Santo Patrono se realiza en la plaza 25 de Mayo a las 18:30 horas.
Historia:
En el año 1629 el padre Vazquez Trujillo, Superior de los Jesuitas de la región, llegó hasta la toldería del Cacique Tucán deseoso de cruzar el Río Uruguay y por tierras brasileñas llegar hasta el Caaró donde fue asesinado el Padre Roque Gonzalez. A su regreso, el cacique Tucán acompañado por 400 indígenas de su tribu le solicitaron que forme una nueva misión y los bautizara. Como antes debían ser instruidos en la fe, el P. Vazquez Trujillo dejó encargado de dicha misión al P. José Ordoñez, quien hizo construir una gran cruz que entre todos alzaron y después, entre cantos de alegría, pasaron a besarla. Bautizó a algunos niños y después inició la enseñanza de la doctrina y la ardua tarea de domeñar al indio con la fe y el amor. La reducción fue fundada el 3 de Diciembre de 1629 y puesta bajo la protección de San Francisco Javier.
San Javier vive de la industria azucarera, de la ruda labor del cultivo del tabaco, y por sobre todo, del empleo estatal, tanto nacional, provincial como municipal: El Ejército Argentino, Prefectura Nacional, Gendarmería, Policía, Aduana, además de los Docentes en de los institutos de enseñanza, primarios y secundarios como así también la carrera terciaria de Despachantes de Aduana, la cual contribuyo y mucho para que una gran numero de de Despachantes estén hoy asentados en san Javier.
San Javier se caracteriza por su intensa vida religiosa un mosaico de creencias, y por ende, de capillas y capillitas, pertenecientes a las más diversas sectas. La Iglesia Católica con su fuerte presencia con dos sacerdotes y unos 150 animadores de las distintas catequesis de la Parroquia.
La Parroquia San Francisco Javier tiene a su cargo el pastoreo de más de cuarenta centros de culto o comunidades, dispersas en los municipios de San Javier, Itacaruaré, Dos Arroyos y Mojón Grande. La actividad pastoral se concentra, por sobre todo, en la catequesis para todas las edades, en la formación permanente de Agentes de Pastoral y en la Formación Bíblica. Cabe destacar la meritoria, silenciosa, constante y paciente labor que realizan las Hermanas de la Inmaculada Concepción en el Asilo de Ancianos “Santa Marta”, que alberga con cariño a sus ancianos.
Nada, ni el hermoso paisaje que rodea a San Javier, el soberbio Río Uruguay y las colinas circundantes, llaman tanto la atención como el legendario Cerro Monje, situado a unos 7 Kms. del centro urbano. Tiene unos 350 metros de altura, que a lo largo del año pasa casi desapercibido. Pero, esa soledad y silencio se ven interrumpido a finales de febrero, cuando desde la Parroquia y con la activa participación de la Intendencia se prepara el gran acontecimiento del año: la legendaria peregrinación al Cerro los días jueves y Viernes Santo.
San Javier es una pequeña ciudad, a parte de la hermosura está considerada como “un buen lugar para vivir”, habitada por gente sumamente amable y generosa, en la que se destaca la solidaridad con los necesitados.