Han pasado siete días de protestas y acampadas en la provincia. Miles de personas se movilizan en busca de un salario digno. Ante esta problemática, el gobierno de Misiones, encabezado por el gobernador Hugo Passalacqua, ha tomado una serie de decisiones al menos cuestionables que ponen en riesgo el proyecto político de la renovación, denominado como ‘Misionerismo’ o incluso como una provincia ‘Startup’.

Por Matias Tisocco, analista político y Estudiante de Ciencia Política.

.En principio, podemos destacar la incapacidad de generar diálogo con los sectores afectados. Los primeros días de reclamos, el gobierno tomó la llamativa decisión de no darle mayor importancia a lo que pasaba en las calles. Por lo tanto, la agenda siguió enfocada en temas de políticas ecológicas y medio ambiente. En este sentido, la cámara de representantes y funcionarios del poder ejecutivo resaltaron durante la semana la creación de un nuevo programa para fomentar proyectos ‘ecoinnovadores’ y la presentación del Plan Provincial de Respuesta al Cambio Climático. Cabe destacar que diputados de los bloques opositores han presentado una declaración manifestando preocupación por la situación de los trabajadores estatales de Salud, Educación, Justicia y personal policial, y pidiendo al gobierno abrir el diálogo para llegar a un acuerdo pronto.

Ante la inminente posibilidad de una crisis, el gobierno provincial se vio obligado a solicitar ayuda por parte de Nación, conformando así un comité de crisis con la ministra de seguridad Patricia Bullrich. Esta última designó a doscientos efectivos de las fuerzas federales, entre ellos prefectura y Gendarmería, para intervenir en las protestas. Lo que en principio parecía ser una buena idea para mantener el orden y asegurar la paz en las manifestaciones, terminó por agravar la situación. El personal policial se sintió acorralado por dichas fuerzas y el gobierno, que amenazaba con llevar a cabo un inminente desalojo. Esto generó la reacción de los manifestantes y aumentó aún más el caos, haciendo que el problema esté rápidamente en la agenda nacional y llegue a la gran parte de los medios del país, poniendo así en jaque la estrategia de comunicación del gobierno provincial.

La estrategia se basa en la pauta oficial que el gobierno mantiene con la mayoría de los medios de la provincia. Esto dificulta que muchos temas relevantes que podrían afectar negativamente al gobierno sean tratados o informados por los medios provinciales. Además, debemos agregar a esta estrategia a Canal 12, el medio por excelencia oficialista, que en los últimos días ha decidido priorizar noticias como el ‘Día Mundial de las Abejas’. No ha brindado ninguna cobertura en vivo ni declaraciones de los manifestantes

Ahora bien, si analizamos y nos abocamos a lo meramente político, dicho conflicto pareciera generar una crisis sin precedentes dentro de la Renovación. En primer lugar, deja en evidencia una falta de liderazgo. El gobernador y el vicegobernador parecieran no tener la capacidad suficiente para afrontar una problemática, optando por el silencio en más de una ocasión. Sin embargo, no es sorprendente, ya que en muchas oportunidades se resaltó la imagen del vicepresidente I actual de la cámara de representantes, ingeniero Carlos Rovira, como el conductor del movimiento renovador, dejando así opacadas a las demás figuras políticas del espacio. Esto también tiene vinculación con otra crisis, que es la de no poder imponer un discurso. Como bien podemos ver en la lógica de la política nacional, ante un hecho automáticamente se busca polarizar con distintas interpretaciones. En este caso, no pasó, y muchos funcionarios del gobierno se han visto en la obligación de no brindar declaraciones al no tener una idea clara de cómo posicionarse ante el conflicto.

¿Estamos ante un momento bisagra para la política misionera o el fin de un proceso que lleva más de dos décadas? Aunque es pronto para afirmar supuestos, podemos analizar el panorama basándonos en distintas teorías sociológicas. Uno de los pensadores relevantes en este contexto es el sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman, quien utiliza la metáfora de la “Modernidad líquida” para describir nuestra realidad actual.

En esta sociedad, las condiciones cambian constantemente, al igual que las formas sociales. La vida se vuelve efímera, sin un rumbo fijo, y las estructuras no logran consolidarse en hábitos y rutinas duraderas. La incertidumbre es la única certeza, y estamos destinados a intentar comprendernos a nosotros mismos y a los demás, siempre de forma inconclusa.

¿Cómo se relaciona esto con los cambios políticos que enfrentamos? La gran fragmentación social puede llevar a una crisis que encuentre coincidencias en distintos sectores. Esta crisis podría manifestarse en contra de un gobierno, dirigente, o incluso a favor de un discurso radical que proponga un cambio de paradigma. En este contexto, la política misionera se encuentra en un momento crucial, donde la sociedad puede definir su rumbo.