Lo hizo en marzo pasado, ocho meses antes de que la gran mayoría de los integrantes del equipo brasileño Chapecoense perdieran la vida en una tragedia aérea en Medellín, Colombia, cuando estaban a punto de disputar la primera final de la Copa Sudamericana.
Aunque en su momento el vaticinio pasó desapercibido, ahora, con la tragedia consumada, vuelve a la primera plana, poniéndole intriga a un dolor que traspasa las fronteras: incluso antes de los prevista «“año o año y medio»“, el Chapecoense enluteció a todo el mundo tan sólo ocho meses después de la terrible predicción.
«Para mí no es un buen día, tampoco para los familiares de los que perdieron la vida en Colombia. Estoy triste, nadie puede estar feliz con esta noticia: los que murieron eran jugadores brasileños. Y aunque no hubieran sido brasileños, también estaría muy triste», se lamentó Carlinhos.