Ser recolector de basura es un trabajo de enorme exposición y muchas veces de invisible valor, y mas destacable aun cuando se realiza con enorme alegría, que hace que todo fluya de una forma más natural. Pareciera que para «Sarpale» los problemas son inexistentes al compás de este sentimiento de plenitud interior. Un sentimiento que no sólo se produce en un plan con amigos, en un evento familiar, sino también, en el entorno laboral. Sarpale, nos cuenta que se levanta a las cuatro de la mañana y va planificando su día laboral, a las 6 marca su tarjeta de entrada y a ordenar todo para salir a la calle; «entre fríos y lluvias en el invierno y el sofocante calor del verano, nosotros los recolectores salimos igual, y junto con el conductor del camión, formamos un equipo y tratamos siempre de terminar bien la jornada, para que las calles se vean más bonita sin basura, y que la gente a veces no se percata de eso»